martes, 16 de agosto de 2011

Crónicas desde México


El Zócalo. México D.F.

Camiones del ejército aparcados frente al palacio nacional, policía federal, policía auxiliar, policía judicial, policía del departamento, guardias de seguridad, policía militar…...

¿hay alguien en este país que no tenga un familiar policía? Probablemente los niños que venden chubasqueros y paraguas nuevos bajo la lluvia. Algún dios azteca debe proveerles del material de venta, dado que antes de empezar a llover torrencialmente, ni por asomo se veían dichos artículos. Tiradores de tarot, fontaneros, malabaristas, cantantes, vendedores ambulantes de todo lo que se puede vender ambulantemente,

¿y los edificios? ¿A quién le importan las iglesias, catedrales y museos? ¿A quién le importan las piedras, los pedruscos tallados? Si siempre fueron tallados por esclavos: esclavos de toltecas, de aztecas, de españoles, de franceses, de mexicanos, de yanquis, de empresarios, de tiranos…miremos a los esclavos y veámosles como personas…..

a la chica que con su novio le leen las cartas del tarot, al vendedor de relojes de imitación sentado junto al que vende imitaciones de estatuillas prehispánicas,

a quienes van vestidos con traje y corbata que caminan veloces y parecen saber a donde van, a los que están sentados y charlan porque no les importa a donde van,

a las mujeres mayores, a las mujeres con rasgos completamente indígenas que intentan parecer europeas, a las niñas con facciones europeas que llevan colgantes con motivos mayas,

a un grupo de GirlScouts yanquis con cara de asustadas, a la leader de las GirlScouts que les da indicaciones para no perderse y reencontrarse,

al chaman que realiza una “limpia” precolombina por unos pesos, al muchacho que con parte de los mismos pesos va a comprar una coca-cola para el chaman,

a los uniformados sea cual sea su distintivo, a los mendigos, al mutilado que no tiene piernas y se desplaza sobre una tabla,

al camarero que es un poco corto y le has de repetir las cosas siete veces, al camarero que no es nada corto y le has de vigilar el cambio siete veces,

al taxista que toca el claxon para que se acerque su pasaje, al conductor que toca el claxon para que el taxista se marche sin el pasaje,

a los conductores de bicitaxis para turistas, a los no turistas que se suben a los bicitaxis por que con este tráfico son igual de rápidos que los taxis,

a quienes se encuentran sentados frente a pancartas que denuncian los asesinatos perpetrados por paramilitares que nadie está interesado en investigar, a los que permanecen de pie frente a pancartas que hablan de expolio, de resistencia, de lucha, de pedir al pueblo que este al lado del pueblo,

a los que se encuentran frente a tiendas que recuerdan el campamento y las movilizaciones del 15 de mayo en España…

E infinidad más de caras y de alguna manera sabes… que observas manifestarse la vida cuando deseas verla…

Juan Carlos Monge desde México

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