jueves, 25 de agosto de 2011

Gracias México





Sentados en la butaca en el interior de la cabina del avión. Se escucha al personal de vuelo dar las instrucciones de seguridad. El avión se desliza por la pista, encarando la recta de despegue. Imágenes, sensaciones, caras, conversaciones se suceden… como recuerdos y vivencias que se ordenan para encontrar un sitio en el equipaje, un equipaje ligero, pero intenso.

¿Instruir en medidas de seguridad? Resulta cómico en este país donde todos sus habitantes saben lo que significa inseguridad. Donde el estado se ha encargado de enseñarles que de un día para otro su dinero en el banco pierde su valor, donde la policía es capaz de contemplar impasible un asalto por que no es su jurisdicción, donde cada cual sabe por donde y como pasear, como tomar un taxi, donde los “balaceros” suceden y nadie se extraña…

Tremenda contradicción, tremenda. Cuando lo que hemos conocido son personas con un corazón más inmenso que el territorio de la republica mexicana. Inmenso como sus volcanes. Iztaccíhuatl aparece en nuestra memoria. Evocando cuando disfrutábamos de pasear por los bosques que envuelven su cordillera y leíamos a Maturana:

“No estamos recomendando amar, ni estamos recomendando un comportamiento ético, pero sólo si vivimos en la biología del amor y tenemos “preocupaciones” éticas, podremos vivir también como seres humanos sociales que no quedan atrapados en la cultura de la dominación o de la sumisión o en la cultura de la indiferencia.” Maturana & Verden-Zöller 2008.

Instantes que la razón nunca comprenderá permiten que emerjan preguntas curiosas ¿Cómo podemos ser humanos en medio de tanta inhumanidad?

Y seguimos evocando lo poco que hemos visto y percibido de este inmenso territorio, el D.F., Irapuato y Ciudad Juárez. Esta ultima toda una experiencia para los europeos y españoles refinados que creen estar de vuelta de toda problemática social…

Algunos lugares maravillosos, sencillamente bonitos. Lugares que tienen una energía, un algo especial… Pero no son los lugares lo que más nos ha impactado. Lo que nos ha impactado ha sido su gente.

Conforme el avión asciende, sientes la fuerza con la que tu cuerpo se incrusta en el asiento, y van reluciendo algunos aspectos, percepciones que se quieren compartir.

Aspectos que han confirmado actitudes. Una que para nosotros es fundamental, la persona está por encima de la técnica. La persona está por encima del sistema. Es nuestra visión en Kinesiología Psicoenergética. Hemos podido comprobar como también es así para todas las personas con quienes hemos compartido. Somos las personas quienes necesitamos sanarnos, kinesiología es un método, valido pero solo un método, y el énfasis la atención está en la persona… que bonito comprobar que somos muchos quienes pensamos y obramos así.

El segundo aspecto tiene que ver con la cita anterior. Hay seres humanos que queremos, que deseamos seguir siendo seres humanos. Que adaptamos nuestro comportamiento casi compulsivamente para seguir siendo humanos, para mantener eso que Maturana denomina “la biología del amor”. En todas y cada una de las personas con quienes hemos compartido tiempo aquí, hemos podido constatarlo. Ese deseo, esa actitud de no quedar “atrapados en la cultura de la dominación o de la sumisión o de la indiferencia” Un deseo de vivir, de avanzar hacia vivir como personas.

Gracias a todos y cada uno por compartir ese ímpetu con nosotros.

El avión nos aleja de muchas personas queridas, pero las experiencias y la vida compartida nos mantienen más unidos.

Juan Carlos Monge

1 comentario:

  1. Experiencias muy interesantes, emociones muy intensas... Gracias por todo lo compartido aquí, por todo lo relatado.
    Saludos.

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